"No me imagino escribiendo una historia de héroes y villanos"
Con una laureada y bellísima carrera como autora infantil, la escritora nacida en Temuco, que recientemente regresó al terreno adulto con "El Hombre del Cartel" (2021), fue la flamante ganadora del XVII Premio Iberoamericano SM de Literatura Infantil y Juvenil, galardón iberoamericano que premia el conjunto de la obra del autor, siendo la primera chilena en obtenerlo. María José Ferrada, periodista y escritora que se ha dedicado durante los últimos dieciséis años a la escritura de libros para público infantil y adulto, conversó recientemente tras la llegada de su segunda novela a la librería Ofqui y otros espacios culturales de la ciudad.
- Para quienes no conocen su trabajo, ¿cómo invitaría a revisitar su obra?
- Como yo escribo principalmente para niños y niñas, creo que le recomendaría partir por esos libros. Tal vez a la gente que está interesada en el tema de nuestra relación con los objetos, hay dos libros que hablan de eso "El lenguaje de las cosas". Hay un libro que se llama "Escondido"; si alguien está más interesado en la naturaleza, le recomendaría esta vez "Mi cuaderno de Haikus". Si se trata de adultos que están interesados en acercarse, tal vez, a la mirada de los niños, le recomendaría las novelas "Kramp" o "El hombre del cartel". Es un poco difícil, tengo demasiada cercanía con mis libros. Me cuesta un poco recomendarlos.
- Recientemente se publicó "El hombre del cartel", su segunda novela. ¿Cómo es embaucarse en personajes con los que convivimos a diario y que muchas veces no miramos mientras transitamos por la ciudad?
- En realidad, esos son los personajes que me interesan, como que no me imagino interesándome en personajes que sean muy heroicos o que vivan dramas muy, muy grandes, muy radicales. A mí me interesan los personajes secundarios, incluso que los personajes principales tengan estas características que tenemos un poco todos, no grandes dramas, ni tomar grandes decisiones. Pero sí a cosas que nos quiebran, nos afectan, nos hacen cambiar el rumbo del camino que hemos tomado. Pero me interesan que sean personajes corrientes, personajes que uno que uno ve cada día. No me imagino escribiendo una historia de héroes y villanos. Más bien me interesa lo que hay entremedio de eso, porque creo que también me reconozco un poco más ahí.
- ¿Cómo es hacer libros para las nuevas generaciones de niños? ¿Qué tan difícil es combatir los estímulos digitales frente a lo que esconde un libro?
- Yo tengo varios libros digitales. No se trata de poner las cosas a competir, sino que más bien creo que son cosas que se potencian. Los libros pueden ofrecer desde lo digital una nueva forma de ser leído. Lo digital tiene una ventaja grande, importante. Creo que el acceso a muchas cosas digitales, por ejemplo, eso es importante. No creo que por nuestra cercanía a lo digital que se ha dado, sobre todo en tiempo de pandemia, el libro vaya a desaparecer. Ya hemos visto que eso no pasó. Nosotros nos relacionamos con el libro no solo como contenido, sino que también nos relacionamos con el libro como objeto. Si bien hay otras cosas que el libro físico no puede hacer y el digital sí, también hay cosas que el libro digital no puede hacer, pero el físico sí. Por ejemplo, esa relación objetual. Así que creo que son cosas que conviven perfectamente. Creo que uno no hace los libros tan a pedido de lo que quiere el público. Yo hago los libros que creo que pueden ser... Trato de hacerlos lo mejor posible, pensando en un niñito, pensando en una niñita, pero no como si fueran... ¿Cómo explicar esto? Es difícil.
- "Mi cuaderno de Haikus" y "Cuentos Japoneses" son una puerta para adentrarnos al otro lado del mundo. ¿Qué valores o costumbres de la cultura asiática fueron las que le llamaron la atención para decidir estudiar más sobre ellos?
- Yo tuve contacto con la literatura asiática cuando era bien joven por una serie de novelas que me regaló un tío de Temuco, que quería desarmar su biblioteca y me regaló estas novelas. Me impactaron mucho y me gustó mucho el ritmo pausado de esa literatura. A nivel de ritmo, lo encontré muy diferente a lo que yo estaba acostumbrada. Noté mucho la diferencia de lo que yo leía en esa época. También me gustó mucho la capacidad de captar los detalles concretos, que eso se nota mucho en el Haiku, no los detalles abstractos. Así que eso fue lo que me llamó la atención y todavía me sigue llamando la atención. Sigo siendo buena lectora de literatura japonesa. Y bueno, siempre estoy encontrando cosas nuevas. También es difícil, porque dentro de la literatura japonesa hay una gran diversidad, hay distintas épocas, hay distintos géneros. Tampoco quisiera generalizar mucho por ahí.